google.com, pub-3435181644107017, DIRECT, f08c47fec0942fa0 PARA COMERTE MEJOR: octubre 2017

sábado, 28 de octubre de 2017

LA CABEZA DECAPITADA DE PANCHO VILLA

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martes, 24 de octubre de 2017

La Pistola Maldita de Álvaro Obregón

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lunes, 23 de octubre de 2017

EL CADÁVER DEL GRAL MEJÍA Y SU DESCONSOLADA VIUDA

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domingo, 22 de octubre de 2017

LA MOMIA ERRANTE DE FRAY SERVANDO TERESA DE MIER

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jueves, 12 de octubre de 2017

Batalla del 5 de Mayo en Puebla



LA BATALLA DE PUEBLA

Las Causas

Estamos en el Siglo XIX, es el año 1861, y México está tan endeudado con las potencias europeas, que el presidente Benito Juárez, ha tomado la arriesgada decisión de suspender el pago de la deuda externa.
El anuncio de la interrupción de los pagos enfureció a los acreedores de México por lo que se reunieron en la llamada Convención de Londres, donde representantes de la Reina Isabel II de España, del Emperador Napoleón III de Francia, y de Victoria, Reina de Inglaterra, firmaron una alianza para enviar a sus ejércitos a cobrar personalmente la deuda a México.
En diciembre de ése mismo año, 19 buques españoles con 308 cañones y más de 6 mil efectivos atracaron en el Puerto de Veracruz y para enero de 1862 las fuerza combinadas de España, Francia e Inglaterra, amenazaban las costas mexicanas.
Ante la amenaza de una acción bélica inminente, Benito Juárez envió a su Secretario de Relaciones Exteriores, Manuel Doblado, a negociar con los representantes de los países acreedores.
Hábil negociador, Doblado logró un acuerdo, conocido como “Tratado de la Soledad”, donde México se comprometía a pagar cuando pudiera, a cambio de que las fuerzas invasoras se retirasen de inmediato.
España e Inglaterra aceptaron de buena manera, pero Francia vio el pretexto perfecto para invadir a México.
Mientras españoles e ingleses se regresaban a Europa, las tropas francesas desembarcaban en Veracruz y avanzaban decididamente hacia la Capital Mexicana.
Los conservadores mexicanos y la jerarquía de la Iglesia Católica, apoyaron a los franceses y Juan Nepomuceno Almonte (hijo del héroe de la Independencia, José María Morelos y pavón) tomó el poder al amparo de los invasores.
En mayo de 1862, bajo las órdenes del general Lorencez, 6 mil soldados franceses avanzaba sobre territorio poblano. Apenas una semana antes, habían derrotado drásticamente al ejército mexicano en las cumbres de Acultzingo y la Ciudad de Puebla era todo lo que quedaba entre los invasores y la Capital Mexicana.
A los ojos de Lorencez, el ejército mexicano era carente de formación, indisciplinado y de una raza y moral inferiores.
Mexicanos y franceses cuentan con una cantidad similar de soldados, unos 6 mil, pero el general francés Confía cegado de orgullo y prepotencia en la superioridad de su ejército, en especial de los 3 mil soldados suavos, originarios del norte de África, célebres por su arrojo, valentía y por no haber sufrido una derrota nunca.
El Lugar
La batalla decisiva se pelearía aquí:
Ésta es la antigua ermita de Loreto. En Puebla.
La leyenda cuenta que fue construida por un adinerado arriero que quedó envuelto en medio de una tormenta eléctrica mientras arriaba ganado. Los relámpagos le enceguecían y la lluvia le impedía avanzar, por lo que resistió la noche entera al descubierto,
a merced de la furia de la naturaleza. Cuando la tormenta pasó y miró a su alrededor, una gran cantidad de ganado había sido calcinada por los rayos y que él estuviera vivo no podía tratarse de otra cosa que un milagro. En agradecimiento, construyó el pequeño edificio dedicado a la Virgen de Loreto que al pasar el tiempo sería transformada en un fuerte militar.
Cosa muy similar sucedió con la ermita dedicada a la Virgen de Guadalupe, que ahora vemos en pantalla. Fue construida a más o menos un kilómetro de distancia de la ermita de Loreto, en un terreno aún más elevado.
Ésta, la da Guadalupe, también sería convertida en un fuerte militar y aquí sería la célebre batalla del 5 de mayo de 1862, donde las humildes fuerzas mexicanas habrían de medirse ante el mejor ejército del mundo.
¿Cómo haría el Ejército Mexicano, conformado en buena parte por voluntarios indígenas que carecían de formación militar y andaban descalzos, para enfrentarse al considerado mejor ejército del mundo?

El personaje
Grandes hazañas requieren de grandes hombres, e Ignacio Zaragoza estuvo a la altura en su cita con la Historia.
Nació el 24 de marzo de 1828, en la Bahía del Espíritu Santo, en Texas… en los tiempos que Texas aún nos pertenecía.
Cuando México pierde el territorio norteño, la familia Zaragoza lo abandona todo para mudarse al sur y seguir siendo mexicanos.
Cruzan el río Bravo, a Matamoros Tamaulipas, donde el pequeño Ignacio vive una infancia feliz, para después mudarse, ya adolescente a Monterrey, N.L.
Cuando los Estados Unidos invaden México Zaragoza pide su ingreso al ejército mexicano, pero su solicitud es rechazada.
Es a la edad de 24 años que ingresa, como sargento en la guardia nacional de Nuevo León, para después integrarse en el ejército, con grado de Capitán en Tamaulipas.
Pronto sus superiores se dan cuenta que es un estratega nato y que piensa fríamente bajo la presión de las balas. Da prueba de ello en el levantamiento contra Santa Anna, y en batallas como la toma de Saltillo en 1855 y la defensa de Monterrey.
En la guerra de Reforma, su actuación  es brillante. derrota al ejército de Miramón en la batalla de Silao, y toma Guadalajara para el ejército liberal. Después  vence al sanguinario general conservador Leonardo Márquez en Calpulalpan.
Su temple sereno y valor en combate le distinguen y le hacen ascender meteóricamente dentro del Ejército y es nombrado ministro de Guerra y Marina por el Presidente Juárez en 1861
y ahora que los franceses vienen, cómo una tempestad de cañones y tambores a invadir nuestra nación, es llamado a defender a la Patria.
Él sabe que de no cortarle el paso a los franceses en Puebla, nada los detendrá de hacerse con la Capital del país, así que renuncia a su cargo de Ministro y decide entrar personalmente en el escenario de la guerra.
Así que la próxima vez que alguien te diga que Zaragoza era un cobarde, dile que no, que bien pudo quedarse en la Ciudad de México ostentando su cargo de ministro de guerra detrás de un escritorio, y sin embargo prefirió ponerle pecho a las balas en el campo de batalla.  

El Momento Decisivo

2 de mayo de 1862 La armada francesa sale de San Agustín del Palmar y llegan a Amozoc, con destino a la capital. Entre ellos y la Ciudad de México sólo está la ciudad de Puebla, donde Juárez ordena que se les presente batalla

3 de mayo El general Ignacio Zaragoza llega a Puebla, sube al cerro de Guadalupe, traza el plan de batalla para la defensa de la plaza y fortifica los reductos que se encuentran en los cerros de Loreto y Guadalupe.

4 de mayo: Zaragoza organiza sus fuerzas para la defensa de la plaza con una batería de batalla y dos de montaña, cubriendo Loreto y Guadalupe con mil 200 hombres, formando a los otros mil 500 en cuatro columnas, con una batería de campaña, tres brigadas de infantería y una de caballería

El ejército francés consta de más de 5 mil efectivos, incluyendo a un regimiento de zuavos y cerca de 200 hombres a caballo

La batalla:
5 de mayo, 9:15 am El ejército francés aparece en el horizonte, avanzando desde la Hacienda de Rementería. Al mando de Zaragoza están los generales

Porfirio Díaz, Felipe Berriozábal, Francisco Lamadrid y Manuel

11:15 am. Da inicio la batalla con un cañonazo lanzado desde el Fuerte de Guadalupe.
El avance francés se divide en dos: 4 mil hombres viran hacia la derecha, con dirección a los fuertes, y el resto permanece en reserva..

11:45 am.  Zaragoza descifra la estrategia del conde de Lorencez y replantea su plan de batalla, movilizando sus tropas hacia las faldas del cerro.  Berriozábal y sus hombres avanzan a paso veloz entre las rocas y se sitúan en la hondonada entre Loreto y Guadalupe. Antonio Álvarez protege el flanco izquierdo de los reductos; el general Lamadrid protege el camino que conecta Puebla con la garita de Amozoc y el flanco derecho es cubierto por Porfirio Díaz y sus hombres.
Juan Nepomuceno Méndez es el primero en repeler el ataque francés.

12:15 pm.  Los zuavos, el regimiento de élite del ejército francés, ascienden entre Guadalupe y Los Álamos. Se pierden momentáneamente de la vista de los fusileros mexicanos y reaparecen de pronto disparando al fuerte de Guadalupe.

12:30 pm. El avance de los zuavos es detenido por el fuego lanzado por los mexicanos. Berriozábal los recibe a bayoneta calada y los hace retroceder en orden, hasta ponerse fuera del alcance del fuego mexicano.
1:00 pm.  Los zuavos reinician el ataque contra Guadalupe y son recibidos, de nuevo, con golpes de bayoneta.

1:30 pm.  Los franceses, apoyados por tropas mexicanas conservadoras, arremeten contra el resto de la línea mexicana.

2:00 pm. La columna francesa es rechazada en Guadalupe y Loreto, así como en los demás puntos de ataque de las otras columnas francesas desplegadas. Para alcanzar una victoria completa, entra en acción la caballería mexicana; entre disparos de carabina y mandobles de sable, rechazan los embates franceses

2:30 pm. Llega el primer parte de guerra a la capital mexicana: “Se ha roto el fuego de los dos lados y cae un fuerte aguacero. Zaragoza”

2:35 pm. Desesperado, el conde de Lorencez lanza su último asalto: los cazadores de Vincennes y el regimiento zuavo se dirigen hacia Guadalupe, y el resto de los cuerpos de batalla, salvo uno, atacan el flanco derecho de la línea de batalla mexicana

2:45 pm. A su encuentro, salen los zapadores de San Luis Potosí, al mando de Lamadrid, y se traban en un tenaz combate a bayoneta calada. Buscan ocupar una casa situada a las faldas del cerro, pero son desalojados en dos ocasiones.

3:00 pm.  Un cabo de apellido Palomino se mezcla entre el regimiento zuavo, valientemente se bate cuerpo a cuerpo, y se posesiona del estandarte francés como botín de guerra, al caer muerto su portaestandarte. Esto es un duro golpe al ánimo y a la soberbia del invasor.

3:15 pm. El Batallón Reforma sale en auxilio de los fuertes. En Loreto, los zuavos tratan de apoderarse de un cañón de 68 libras; al llegar ante él el primero de ellos, el artillero mexicano, con la bala de cañón aún en las manos, la arroja fuertemente a la cabeza del zuavo, quien herido mortalmente rueda al foso del parapeto. Los franceses, desmoralizados al ver a su compañero muerto, retroceden y son perseguidos por el Batallón Reforma.

3:30 pm. Por otro lado, la segunda columna francesa llega a Guadalupe. Díaz acude a su auxilio de los Rifleros de San Luis Potosí, que estaban a punto de ser rodeados; con un par de rápidas maniobras, logra hacer retroceder y expulsar a los enemigos de las cercanías.

4:00 pm. Envalentonado, Díaz destaca al batallón Morelos con dos piezas de artillería a la izquierda, mientras por la derecha estaban los Rifleros y los Lanceros de Oaxaca, que desbaratan las filas del enemigo y los hace huir, completamente dispersados.

4.15 pm. Tras la lluvia, sale el sol sobre el cielo poblano. Los invasores, completamente vencidos, se repliegan a la Hacienda de José, para finalmente retirarse a Amozoc. Se dice que Lorencez no puede contener el llanto por la derrota.

4:30 pm.  El general Zaragoza, que había dirigido la batalla desde la Iglesia de Los Remedios, desfila ante sus soldados. Las campanas de la capital poblana repican en señal de triunfo. Un cronista apunta: “La bandera francesa sólo se ha retirado en dos ocasiones de un campo de batalla: al retraerse las columna de Napoleón Bonaparte en el invierno ruso, y en México, tras la gloriosa jornada del 5 de mayo

5:49 pm. En la capital mexicana, vuelve a sonar el telégrafo que se encuentra en Palacio Nacional. Ante el presidente Juárez y su gabinete, el ministro de Guerra, el general Santiago Blanco, lee el parte de guerra enviado por el general Ignacio Zaragoza:
Puebla, a las cinco y cuarenta y nueve minutos de la tarde.
General Ministro de la Guerra: Las Armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria. El enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse de la plaza, que atacó por el oriente de izquierda y derecha durante tres horas; fue rechazado tres veces en completa dispersión y en estos momentos está formando su batalla fuerte de cuatro mil y pico de hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro. No lo bato como desearía, porque el Gobierno sabe que para ello no tengo fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en 600 y 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros Sírvase dar cuenta de este parte al Ciudadano Presidente de la República. Libertad y Reforma. Cuartel General en el Campo de Batalla. General Ignacio Zaragoza